El zinc está implicado en multitud de procesos metabólicos como la síntesis de ADN y el metabolismo de ácidos nucleicos y proteínas (Chesters et al., 1992). También interviene en el metabolismo de ácidos grasos (Cunnane et al., 1997) y forma parte de varias enzimas, como la alcohol deshidrogenasa y la retineno reductasa, implicadas directamente en el metabolismo de la vitamina A (Quiles).
- Una de las teorías que sí que explicaría su evidente efecto beneficioso es la que asocia su acción positiva a la acción de los iones Zn.
La suplementación de óxido de zinc y su presencia en un ambiente con un pH como el del intestino supone la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) que inducen estrés oxidativo y oxidación en la membrana lipídica de las bacterias, reduciendo su capacidad de adherencia al intestino y su proliferación (Kromm et al., 2020).
Esta última teoría sí que explicaría su claro efecto antidiarreico.